La busqueda continuo sin gran suerte, avanzando milla tras milla dejando atras campamentos repletos de campistas afines, quienes a diferencia de uno, tuvieron la suficiente sabiduria de reservar anticipando la afluencia y popularidad del campismo en fechas como esta. Sitios como "El Capitán", o "El Refugio" al norte de Santa Barbara quedaron descartados de toda posibilidad de vacancia. Los paisajes previamente explorados quedaron atras despues de cruzar San Luis Obispo, lugar hasta la fecha mas alejado de nuestra base en Goleta. Ahí recargamos impetus con algo de alimento, y contemplamos en el mapa la linea ondulante de la autopista costera nuevamente, esperanzados de encontrar el campamento esperado libre de multitudes y lejos del cotidiano paisaje tras nuestras espaldas. La paciencia de mi esposa y la propia se veian en riesgo cataclismico, y la eterna paciencia de nuestra pequeña hijita quién viajaba atada en el asiento trasero inocente e ignorante de nuestra estupides y falta de planeacion, comenzaba a deteriorarse minuto tras minuto. El mapa AAA con guia de campismo comprado a precio disparatado en San Luis marcaba San Simeon, a cuarenta minutos al norte, como el proximo parque estatal con campamento, y por su proximidad a
Herst Castle, parecia ofrecer el lugar idoneo para entretener nuestro puente festivo.
"San Simeon Camp" resulto no tener cupo como sus predecesores y ocurriendo asi sucesivamente por las proximas cien millas. La costa rocosa y los monumentos escenicos del paisaje marino y montañoso, aderezado con los avistamientos esporadicos de las ballenas cruzando el horizonte, (narrados por Ilana mi compañera pues hubiera sido imposible verlas con propios ojos cuando se conduce en ruta tan curvilinea) alivianaron el trayecto incierto. La maquina BMW recientemente adquirida entreteniendo mi instinto de control y poder, nos impulsaba sobre el borde de los precipicios aderidos al asfalto con presición, propulsados con vigor determinante (no en vano se afama tanto la firma por construir piezas tan inmaculadas de ingenieria automotris). La gama de azules en el mar Pacifico se degradaba tras el influjo del crepusculo tras el horizonte, dando paso a los colores calidos destellantes como fuegos gasificados, salpicando las cornisas irregulares de las rocas desgastadas por la intemperie.
